Un poquito de alcohol le parece sabroso a muchos. El alcohol se relaciona con las fiestas y con el placer, “un traguito” es un momento que sirve para la relajación, para ahogar las penas o para disfrutar alegrías. La interrogante de hoy le permitirá valorar la relación entre su ingesta de alcohol o la de sus familiares, amigos y conocidos con la probabilidad del desarrollo de la enfermedad maligna.
La Organización Mundial de la Salud, de acuerdo con un estudio realizado en el año 2020, refiere que el 4% de los diagnósticos de cáncer en el mundo se atribuyen al consumo de bebidas alcohólicas. Aunque la mayoría de los casos se vinculó al consumo excesivo de alcohol, se halló que el consumo leve y moderado representaba más de cien mil de esos casos.
Esto significa que de cada 7 personas a las que se le diagnosticó cáncer relacionado con alcohol, 1 ingirió la bebida de forma leve o moderada y 6 lo hicieron de forma excesiva.
La primera de las conclusiones, es que hay una asociación entre cáncer e ingesta excesiva de alcohol.
La segunda, es que no están exentos de dicha enfermedad los que beben de forma leve o moderada.
Cuanto más alcohol bebe una persona, en especial cuanto más alcohol bebe una persona regularmente con el tiempo, mayor será su riesgo de presentar un cáncer asociado con el alcohol.
Ahora, ¿qué es ser bebedor leve, moderado o severo?
Para seguir conversando, es imprescindible conocer, en el caso de que usted tome estas bebidas, ¿qué tipo de bebedor es?
La respuesta pasa por la valoración de uno mismo. Unos pueden pensar que toman mucho y en realidad no es así, y por el contrario, otras personas piensan que casi no beben y para los términos de salud son bebedores excesivos.
El abstinente total es el que nunca bebe.
El bebedor leve o excepcional bebe ocasionalmente en cantidad limitada (uno o dos tragos) y en situaciones muy especiales, es decir menos de 5 veces al año.
El bebedor moderado consume alcohol hasta 3 veces a la semana en cantidades menores que un cuarto de botella de ron, una botella de vino o cinco medias botellas de cerveza de baja graduación. Hasta menos de doce estados de embriaguez ligera al año.
Finalmente, el bebedor severo o abusivo sin dependencia sobrepasa la cantidad anterior, ingiere más de 20% de las calorías de la dieta en alcohol, lo que lo convierte en un bebedor problema.
Sin embargo el consumo de alcohol más peligroso lo constituyen los episodios de consumo intensivo de grandes cantidades de bebidas alcohólicas en pocas horas: cinco o más tragos (en el caso de los hombres), o cuatro o más tragos (en el caso de las mujeres).
Han surgido patrones claros entre el consumo de alcohol y el padecimiento de los siguientes tipos de cáncer:
- Cánceres de cabeza y cuello.
- Cáncer de esófago.
- Cáncer de hígado.
- Cáncer de seno.
- Cáncer colorrectal.
Para los cánceres de ovario, próstata, estómago, útero y de vejiga, no se ha encontrado una asociación con el consumo de alcohol o la evidencia de la asociación es inconsistente.
Se está acumulando evidencia de que el consumo de alcohol está asociado con un riesgo mayor de Melanoma, que es cáncer en la piel y de cánceres de próstata y de páncreas.
Cuando se bebe alcohol, el cuerpo lo convierte en una sustancia química llamada acetaldehído, el cual daña el ADN y no le permite al cuerpo reparar el daño. El ADN es el “manual de instrucciones” de las células que controla el crecimiento y funcionamiento normal de ellas. Cuando se daña el ADN, una célula puede comenzar a crecer sin control y formar un tumor canceroso.
La respuesta a la pregunta de hoy es que el consumo moderado de alcohol sí puede ocasionar cáncer.
Ahora le corresponde a usted tomar la decisión sobre la cantidad de alcohol a consumir y muy importante, si es bebedor y tiene alguna molestia no deje de acudir al médico.
Si decide dejar de beber es bueno que conozca que el riesgo de cáncer disminuye después de que una persona deja de beber alcohol, aunque puede tomar años para que los riesgos de cáncer regresen a quienes nunca bebieron.
Por ejemplo, los exbebedores tenían todavía riesgos mayores de cánceres de cavidad oral y de faringe que quienes nunca bebieron, aún 16 años después de haber dejado de beber alcohol, aunque eran menores que antes de que dejaran de beber.
Un estudio calculó que se llevarían más de 35 años para que disminuyeran los riesgos mayores de cánceres de laringe y de faringe asociados con el consumo de alcohol al nivel de quienes nunca bebieron.
La mala copa es también una mala opción para su salud.
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Referencias:
Casi 750 000 casos de cáncer en el mundo por consumo de alcohol en 2020.
Bolet Astoviza Miriam, Socarrás Suárez María Matilde. El alcoholismo, consecuencias y prevención. Rev Cubana Invest Bioméd [Internet]. 2003 Mar [citado 2022 Ene 10]; 22 (1).
American Cancer Society: La relación entre el consumo de alcohol y el cáncer.
Centro para el control y la prevención de enfermedades: El alcohol y el cáncer.